
El peso invisible de lo que no nombramos
El peso invisible de lo que no nombramos
¿Cuántas veces has sentido un nudo en la garganta y no supiste ponerle nombre?
Nos pasa a todos. Vamos acumulando silencios, emociones escondidas, y creemos que si no hablamos de ellas… desaparecen. La verdad es que lo no nombrado no se va: se convierte en cansancio, ansiedad o en esa sensación de vacío que no entendemos.
Nombrar no es debilidad, es el primer acto de libertad.
Cuando dices “estoy triste”, no te defines por esa tristeza: te das permiso de vivirla, de comprenderla, y de transformarla.
👉 Pregúntate hoy: ¿qué emoción he estado callando que necesita un nombre?
Dale palabras, aunque tiemble la voz. Porque lo que se nombra, se libera.